En diciembre de 1941 se inicia la construcción de la Estación de Biología Marina de la Universidad de Chile, en la Caleta de Montemar, recinto y emplazamientos que hoy pertenecen a la Facultad de Ciencias del Mar y de Recursos Naturales, de la Universidad de Valparaíso. Este proyecto impulsado dos años antes por el doctor Parmenio Yáñez con el patrocinio del Rector de la Universidad de Chile Don Juvenal Hernández, es apoyado y financiado por la CORFO y el Ministerio de obras Publicas, que junto con los diseños de arquitectura presentados por el arquitecto Enrique Gebhard logran conjugar los requerimientos necesarios para el desarrollo de una obra de esta envergadura, que se construiría por etapas y teniendo en cuenta que será la primera de su género en Sudamérica.
Del punto de vista de la ubicación para el emplazamiento del proyecto, se consideraron distintos lugares del borde costero de la región de Valparaíso, siendo Caleta Montemar la escogida por las ventajas comparativas que presenta el lugar para el desarrollo del proyecto, como es, la protección de los edificios proyectados al frente expuesto, con el cordón de rocas donde se generan pozas intermareales, el cual, se extiende paralelo a la pequeña playa y poza de la caleta, además por la existencia en el lugar de variados fondos marinos provistos de una riquísima flora y fauna accesible con la marea baja.
El proyecto de arquitectura presentado por Gebhard, produjo en ese entonces entre los arquitectos y estudiantes de arquitectura expectación y una considerable contraposición, se reconocía en Enrique Gebhard su condición de arquitecto de avanzada su manifiesta simpatía por Le Corbusier y sus conexiones con profesionales de Brasil. Como las edificaciones fueron entregadas por etapas, solo en la década del cincuenta finalizaron las construcciones generales que vemos en la actualidad, pero el proyecto original que Gebhard propuso, contenía una mayor superficie construida, que por razones de financiamiento, hasta ahora, no se ha realizado, estas consistían en dependencias para el desarrollo de la oceanografía y otras, que el llamo, para la difusión cultural, constituida esta última, por un Acuario Público y un Jardín Costero, el cual sería, un pequeño parque botánico, donde se cultivarían plantas del litoral y de las islas pertenecientes a Chile.